Religioso mínimo perteneciente a la Provincia de Castilla. Fue celoso de la observancia regular y de la vida comunitaria. Con gran dedicación a la oración mental y a la penitencia, fue célebre director espiritual y predicador fructífero; se dice que por sus palabras y obras muchas discordias se allanaron. Amante de la soledad de la celda y del estudio, aunque no destacó al inicio como gran teólogo, hizo tales progresos en ello que fue nombrado Examinador Sinodal de la Diócesis de Burgos; fue muy apreciado por los Arzobispos burgenses Juan Fernández de Isla y Manuel Francisco Navarrete, que le consultaron en negocios difíciles y graves. Murió siendo Corrector del convento de Burgos en 1706.