Los historiadores mínimos (Lanovius, Roberti) señalan dentro de la Provincia mínima de Cataluña un convento ubicado en Tortosa. Sin embargo, no existe ninguna constancia documental de que esta fundación se llevara finalmente a cabo. Es verdad que el notario de Tortosa Pablo Bosch dejó en su testamento unas fincas para que se fundara convento de mínimos en Tortosa, pero, resultando los bienes insuficientes para la fundación, los bienes quedaron en poder del convento de mínimos de Barcelona con la consiguiente autorización de la Sede Apostólica emitida en diciembre de 1674. El convento de Barcelona adquirió también con posterioridad una importante propiedad en el término dertosino, la llamada vulgarmente Torre de Corder, pero no llegó a constituirse en la misma comunidad religiosa alguna.