Antonio Nicolardi era natural de Alessano (Lecce). Se mostró fervoroso y piadoso desde pequeño. Ingresó en los mínimos en el convento de Grottaglie, tomando el nombre en religión de Francesco. Incrementó sus penitencias (por ejemplo, prescindiendo del pescado y contentándose en su alimentación de verduras y legumbres). Tras la ordenación, fue destinado al convento de Gagliano, del que sería después Corrector. Creció su fama de santidad y se le atribuyeron algunos prodigios (como la curación de su madre agonizante o la de la duquesa Caterina Trivulzi). Falleció el 20 de agosto de 1695, acudiendo multitud de gente a besar sus manos y sus pies e incluso a tomar como reliquias fragmentos de su hábito de sus uñas o pelo de su barba. Otros prodigios se cuentan acaecidos con posterioridad a su muerte.
BIBLIOGRAFÍA: