En 1582 los mínimos recibieron donación de una iglesia y casa a mil pasos de la Ciudad de Mallorca, en la confluencia de los caminos que se dirigen a Sineu y Manacor. Abandonaron entonces el desguarecido convento de Porto Pi y en su nuevo establecimiento dedicaron la iglesia a la Virgen de la Soledad. Pero lo insalubre del lugar, por las aguas palúdicas del contorno, conllevaba frecuentes enfermedades para los religiosos, por lo que estos dejaron el convento en 1586, cuando pasaron a fundar el de San Francisco de Paula en la Ciutat. En 1596, bajo el Provincialato de fray Juan de Lobera, los mínimos volvieron a la Soledad, pero en 1665 vuelven a marchar trasladándose la comunidad a una casa a la salida de la Puerta de San Antonio, todavía extramuros de Palma. En este segundo estableciminto permanece la comunidad hasta 1682 en que pasaron definitivamente a Santa María del Camí. La iglesia del primer emplazamiento perduró y en el siglo XIX dio nombre al barrio y en 1913 se erigio la parroquia.