En el islote de San Giorgio in Alga, en la laguna veneciana, se constuyó una iglesia dedicada a San Jorge; junto a la misma, se instaló primero una comunidad de benedictinos. Después fueron sustituidos por ermitaños agustinos (Congregación del Beato Lorenzo in Alga); despúés de estos, tuvieron casa e iglesia los canónigos seculares fundados por Lorenzo Barbo (Congregación de San Giorgio in Alga), entre los cuales cabe destacar a San Lorenzo Giustiniani; ampliaron notablemente la iglesia y pasaron a ser regulares en 1568. Sin embargo, fueron suspendidos en 1668 y para que por abandono no acabase todo en ruinas, la isla fue cedida a la Orden de los Mínimos en 1670 por 1000 escudos, obligándose por otros 14000 a celebraciones de misas.
El convento fue aceptado en el Capítulo General de la Orden celebrado en Génova en 1673. Por falta de recursos, los mínimos tuvieron que dejarlo en 1690, pasando a los carmelitas descalzos. Hoy sólo quedan maleza y ruinas en la isla, aunque hay proyectos de estudio histórico y arqueológico para recuperarla.