Desde 1470 (fecha del documento
Decet Nos de aprobación diocesana) hasta 1493 (aprobación de la
Regla), la Orden carece, en rigor, de una denominación formalmente oficial y clara. Por ello, hay divergencias respecto a cuál sería la denominación más apropiada en el período indicado.
Buena parte de los estudiosos (Lanovius, Galuzzi, Lusito, Morosini, Benvenuto, etc.) han utilizado, siguiendo la intitulación del oratorio correspondiente al primer establecimiento territorial, la de
Congregación de Ermitaños de San Francisco (de Asís);
parece ser esta la preponderante en la actualidad. Sin embargo, un no
despreciable número de mínimos (Victon, Dony
d'Attichy, Perrimezzi, Roberti,
Anguera, Prunés), ha creído más pertinente y documentada la que toma como punto de referencia al fundador, defendiendo la de
Congregación de Ermitaños de fray Francisco de Paula. Además, no será infrecuente tampoco, especialmente después del establecimiento en Francia, que se identifique también a los ermitaños como los
llamados de Jesús María o
bajo invocación de Jesús María.
Los primeros usos del calificativo mínimo
aparecen en algunas cartas de San Francisco de Paula. En una carta de 20 de
abril de 1484 dirigida al Papa se firma como "Fr. Franciscus de Paula pauper et
minimus heremita"; en la famosa carta a los procuradores de Spezzano de 10 de
septiembre de 1486 firma como "frate Francesco minimo povero eremita di Paula".
Un documento de 1489 se refiere a los "Pobres Ermitaños de la Orden del
venerable religioso señor fray Francisco de Paula".
La primera redacción de la Regla (1493) los denomina Frailes de la Orden de los Mínimos pobres ermitaños de fray Francisco de Paula. De esta denominación nueva se hace expresa mención en la bula de Alejandro VI (Meritis religiosae vitae) que aprueba esta Regla en 26 de febrero de 1493: "...per eiusdem societatis heremitas qui nunc sunt et perpetuis futuris temporibus erunt, pro eorum regularibus institutis eosque heremitas ordinis Minimorum fratrum heremitarum fratris Francisci de Paula in posterum nuncupari inviolabiter observari...". Con la segunda redacción y especialmente en la bula de aprobación de la misma (Ad ea quae, 1501) el grupo de pobres ermitaños es erigido en Orden de los Frailes Mínimos, desapareciendo, pues, la denominación de ermitaños; incluso en un documento de fecha más temprana (1496) ya se omite la referencia eremítica. La tercera redacción de la Regla no innova sobre la denominación, pero en la bula de aprobación de la misma (Ad fructus uberes, 1502) se hace referencia al origen evangélico del calificativo: "...cum verbo evangelico testante qui minimos se existimant magni futuri sint in regno celorum...". En la redacción definitiva (1506) se les designa como Frailes de la Orden de los Mínimos de fray Francisco de Paula o simplemente Orden de los Mínimos, denominación esta última que es la recogida en las vigentes Constituciones.
La denominación de
mínimos se ha interpretado siempre en
relación a la virtud de la humildad. Así, la bula de canonización de San
Francisco de Paula (León X,
Excelsus Dominus, 1519) hace referencia a la humildad del Santo y de
su Instituto que se colige de la misma denominación, diciendo que a la
manera que San Francisco de Paula anhelaba ser el más mínimo de todos
quiso también que su congregación se denominara Orden de los Mínimos;
hay dos pasajes en la misma bula expresando este concepto. Una explícita
referencia a la humildad se halla en el capítulo noveno del Correctorio,
cuando trata de los Lectores: "Ipsi etiam
Lectores ordinarii sui Minimi nominis reminiscentes ad sublimia
nequaquam tendant, sed humilis professionis sue sedem humiliter
teneant". En una de las
primeras vidas impresas del Santo (La vie du glorieux amy de Dieu
monsieur sainct Francois de Paule, París, 1538) se esgrime también
la razón de la humildad: "Et quand a son humilité: veritablement le nom
de lordre par luy instituée de pouvres freres Minimes ainsi le
demontre...". Además, con
el tiempo se propagó en la Orden una piadosa leyenda, según la cual San
Francisco de Asís habría querido en un momento dado denominar a sus
frailes Mínimos en lugar de Menores, pero tuvo la visión de Jesús
indicándole que tal nombre estaba destinado para otros.
Aparte de su denominación oficial, no han faltado a lo largo del tiempo denominaciones populares
territoriales como la de Bons Hommes en Francia,
Victorios o
Victorianos en España,
Paolotti en Italia, etc., o bien otras
incluso más locales, normalmente en relación a la intitulación del
convento, como, por ejemplo, Bartolos
en Toledo o Rouquets en
Toulouse.
Grabado de Klauber, sig. XVIII