Era natural de Bormujos (Sevilla); ingresó de joven en los mínimos y realizó su profesión en Sevilla-Triana en 1556. Fue observantísimo de la pobreza, se dio a la mortificación e instituyó la descalcez, especialmente en el
convento de Cabra. Singular en la caridad, siendo
Corrector en el convento de Córdoba dispensaba limosnas a los pobres en cantidades muy superiores a lo que inicialmente tenía, de forma que se le creía dotado de milagros de multiplicación.
Antonio Pazos, Obispo de Córdoba, le tuvo en gran estima; también contaba con
el aprecio del Duque de Sesa, el cual le obtuvo del Papa algunos privilegios, entre ellos una bula nombrándole Vicario General para España, que el padre Martínez escondió de forma que no se descubrió hasta su muerte. Fue elegido Provincial de Andalucía en
Málaga en 1590. Fue
Colega General por la nación española por muerte del Padre Francisco Cucho. En el
Capítulo General de 1593 celebrado en Valencia se le eligió Vicario Provincial. Murió el 31 de agosto de 1598 (otros indican 1595).
Bartolomé Martínez en el Arbor Religionis |