Nacida hacia 1623, Barbe Visinier (en religión, Bárbara de Santa Victoria) fue pensionista en las Religiosas de la Congregación de María de Soissons desde los 12 años; a los 16 años, habiendo profesado ya en dicho instituto, se la destinó a la formación de las jóvenes, tarea que desempeñó con mucho fruto. Sin embargo, perdió el oído de modo que no pudo seguir ejerciendo el oficio que se le había encomendado. Como intensificase entonces sus penitencias al extremo, de modo que quedó exhausta de fuerzas, el Obispo del lugar le mándó salir del convento para que, con otros aires, recuperara la salud. Hacía poco tiempo que habían fundado las mínimas de Abbeville su monasterio en Soissons y Barbe se sintió llamada a ingresar en él. Conociendo la oposición que encontraría en su padre, le dejó escrita una carta y furtivamente entró en las mínimas. El padre se dirigió airado al monasterio, pero no logró que Barbe cambiase su decisión, llegando a recurrir a los Tribunales (tanto eclesiásticos como civiles). Finalmente, el padre cedió y Sor Barbe profesó el 8 de abril de 1657. En el monasterio minimitano se distinguió por dedicar diariamente cuatro o cinco horas a la oración mental. Fue constante en la adoración del Santísimo, ya postrada, ya con los brazos en cruz. Afectada por acerbas enfermedades, solía repetir la sentencia paulina: "Virtus in infirmitate perficitur". Sufría también durísimas tentaciones. Murió invocando el nombre de Jesucristo el 25 de enero de 1688.