La fundación del convento de San Francisco de Paula, destinado a Colegio para coristas, se remonta al año 1589, siendo Provincial el Padre Alonso Becerra. Tuvo no pocas dificultades iniciales esta fundación, al mostrarse remiso el Cardenal Rodrigo de Castro a dar su permiso; finalmente lo otorgó gracias al apoyo que los frailes recibieron de la señora Ana María de Leiva, hija del Capitán Sancho de Leiva y esposa del Presidente de la Casa de Contratación Francisco Duarte. El conjunto conventual se edificó colindante a la Alameda de Hércules, donde se hallaba la puerta principal, aunque también tenía entrada por la calle de Las Palmas (hoy Jesús del Gran Poder) y por la calle de el Puerco (hoy Trajano). Fue edificándose en las primeras décadas del siglo XVII. En su tiempo Montoya le otorgaba capacidad para 50 religiosos. La capilla mayor del templo no se terminó hasta 1646.
En 1751 habitaban en el convento 31 religiosos; en 1783 eran sólo 18, con una renta anual de 37.026 reales. Con la entrada de los franceses en 1810, el convento-colegio fue saqueado. Fue reabierto en 1814. Durante el trienio constitucional albergó a los frailes procedentes de los cerrados conventos de la Victoria de Triana, de Huelva y de Almonte. Tras la exclaustración de 1835, el convento tuvo usos militares, después se utilizó como casa de vecindad. La iglesia, tras la revolución de 1868, fue adquirida por la Sociedad Bíblica de Londres y utilizada como templo evangélico. La readquirió para el culto católico Dolores Armero y Benjumea en 1887, entregándola a los padres jesuitas que la consagraron al culto del Sagrado Corazón, situación en la que sigue actualmente. A este templo pasó, desde la Parroquia de Santa Ana, la Tercera Orden Mínima de Sevilla y se mantuvo viva hasta las primeras décadas del siglo XX; buena parte de este logro hay que atribuirlo a haber sido director de ella el Venerable Padre Francisco de Paula Tarín, S.I.
San Francisco de Paula representado en la fachada de la Iglesia de este convento |