Francisco Palanco


Francisco Palanco nació en Campo Real en 1657. Ingresó en el convento de los mínimos de Madrid. Estudió en Salamanca. Fue Lector de Artes primero y después fue Lector de Teología y Regente de estudios en el convento de Salamanca. A los 22 años ya había compuesto un tratado de Providentia Dei que posteriormente ampliaría notablemente para su publicación. Desempeñó diversos cargos de gobierno en la Orden: fue Corrector de Salamanca, Colega y Definidor Provincial, Vicario General de Castilla e Indias y 2 veces Provincial de Castilla. Ya el Capítulo General celebrado en Marsella en 1703 le había conferido los privilegios de los Provinciales. Conscientes de la importancia del curso de filosofía tomista que estaba componiendo, los capitulares reunidos en Génova en 1710 encomendaron a los Provinciales de Castilla que le sucedieran que le facilitasen lo más posible esta labor, incluso señalándole un amanuense que le auxiliara. Escribió, durante su mandato, varias cartas pastorales exhortando a la observancia; tradujo al castellano el De subdito et praelato de Peyrinis. Palanco era, además, Calificador de la Suprema y General Inquisición, revisor de libros y Examinador Sinodal de Toledo y Salamanca. Había hecho voto de no pretender Prelacías ni Dignidades y admitirlas sólo obligado por la obediencia. El rey Felipe V le tenía en gran estima y, de hecho, envió al Virrey de Valencia instrucciones para que procurara que en el Capítulo General que allí había de reunirse en 1716 fuese Palanco elegido Corrector General (fue elegido, sin embargo, el Padre Estela). Dos veces fue nombrado para la mitra de Panamá, que rechazó. Nombrado para el obispado de Jaca en 1717, iba también a cursar su renuncia, cuando una junta de religiosos graves le movió a aceptarlo. Tomó posesión el 24 de noviembre de 1717. Llevó siempre el hábito de la Orden. Visitó tres veces su obispado y celebró sínodo diocesano. Murió en Jaca el 1 de octubre de 1720, siendo enterrado en la catedral.



Aparte de la amplitud de su obra filosófico-teológica, se le recuerda especialmente por su oposición a los llamados novatores (seguidores de Descartes, Gassendi o Maignan), lo que le enfrentó dialécticamente a otros mínimos (como los atomistas Saguens y Nájera).
OBRAS: Tractatus de Providentia Dei concordata cum humana libertate et sanctitate divina, Salamanca, 1692; Tractatus de conscientia humana in communi et in particulari, Salamanca, 1694; Cursus philosophicus iuxta miram angelici Praeceptoris Doctrina Digestus tomus primus, Salamanca, 1695, 4ª ed. 1717; Cursus philosophicus pars secunda continens octo libris physicorum, Madrid, 1696, 3ªed. de 1705; Cursus philosophicus pars tertia continens duos libros de questione elementis ac meteoris, unum de coelo, tres de anima et metaphysica, Madrid, 1697 3ª ed. 1704; Tractatus de fide theologica in 2.2 div.Th., Madrid, 1701; Tractatus duo de spe et charitate in 2.2.d.Thom., Madrid, 1703; Tractatus de Deo uno, 2 vols, Madrid, 1706 vol I , vol. II; Tractatus de peccabilitate et impeccabilitate creaturae intellectualis, 2 vols. Madrid, 1713 vol. I vol. II; Dialogus pysico-theologicus contra philosophiae novatoris sive thomista contra atomistas: cursus philosophici tomus quartus, Madrid, 1714; Respuesta a una carta impressa en siete pliegos en nombre supuesto de D. Francisco de Paz y dirigida con certificación, Madrid, 1714 (publicada dentro de los Diálogos philosóficos en defensa del atomismo de Alejandro de Avendaño (=Nájera)); Tractatus de divino verbo incarnato ad mentem angelici praeceptoris D.Thomae Aquinatis, 2 vols, 1722,vol. I, vol. II; Exhortación a la virtud por las tres theologales y santo temor de Dios, Madrid, 1780.

BIBLIOGRAFÍA: