El Capítulo X de la Regla de los Mínimos preveía que, junto con el Corrector General, fueran elegidos en Capítulo General cuatro o más (prout iuxta regionum varietates) Vicecorrectores Vigiles que, exclusivamente durante su mandato y sobre una parte asignada de la Orden, pudieran actuar con pleno poder del General. El Correctorio estableció que los Vigiles no pudiesen delegar sus funciones en otro religioso. Estaba previsto también en la Regla que participasen en el siguiente Capítulo General.
En el Capítulo General primero (1507-1508) no se eligieron ob penuriam Provinciarum. En el Capítulo General de 1511 celebrado en Tours los italianos pidieron un Vigil de su lengua para las Provincias de Italia; fue elegido por mayoría absoluta fray Girolamo di Ponte. En el siguiente Capítulo se determinó no elegir ningún Vigil, atendiendo a que bastaba que el Corrector General pudiese enviar, como podía, Visitadores a Provincias y conventos.
Algunos frailes de la Provincia de Castilla enviaron cartas al Capítulo General de 1556 celebrado en Fréjus pidiendo un Vigil para las Provincias de España; su petición que, según Montoya, esgrimía "razones de competencia", no fue acogida.
En lugar de los Vigiles elegidos por el Capítulo, a lo largo del tiempo no fue infrecuente que los Correctores Generales, para visitar ciertas regiones de la Orden, constituyeran un Visitador o Vicario General que actuase en su nombre. Usualmente estas designaciones recayeron en alguno o varios de sus Colegas Generales.