Religioso sacerdote mínimo, que destacó como Predicador. En la Orden fue Lector Jubilado, Definidor y Corrector Provincial de Aragón. Como Provincial, participó en el Capítulo General Nacional celebrado en Alcalá de Henares en 1825; era Comiso electo por la Provincia para el Capítulo General Nacional de 1835, pero las circunstancias peligrosas que desaconsejaron los viajes en la época le determinaron a excusar su participación. El Padre Garroverea era Maestro en Artes, Doctor en Teología y Catedrático de la Universidad de Zaragoza (Pascual Madoz lo recuerda como persona de “grandes talentos y profundos conocimientos”). Fue, además, Examinador Sinodal del Arzobispado de Zaragoza y Revisor de Libros por la Autoridad Eclesiástica y Civil del Reino de Aragón. Al parecer, resultó malherido en el asalto y quema del convento de la Victoria de Zaragoza en abril de 1835, aunque sobrevivió. Tras la exclaustración, según el testimonio de Madoz, acabó sus días como simple maestro de escuela en un pueblecito de la Alcarria.
Se publicaron de él las siguientes predicaciones: Los Huesos visitados y que profetizan después de la muerte: Oración fúnebre que en la solemne deposición del P.Josef Ibáñes de la Consolación agustino recoleto, fusilado por los franceses en el año 1809 y hallado en las aguas del Canal Imperial después de siete años, Zaragoza, s.f. (¿1816?) enlace; Sermón que en las exequias que el Sto. Tribunal de la Inquisición celebró en la iglesia parroquial de San Pablo de Doña María Luisa de Borbón, Zaragoza, 1819 enlace; Sermón que en la solemne función que la M.I.Congregación de alumnos del Angélico Doctor Santo Tomás de Aquino celebró en honor del cíngulo de su Ángel Maestro en el observantísimo convento de San Ildefonso, Orden de Predicadores, en esta ciudad día 30 de abril de 1826, Zaragoza, 1826 enlace.